Efecto de la lluvia en los neumáticos y cómo evitar siniestros
En estos meses del año, el clima lluvioso demanda una especial atención por parte de los conductores, independientemente del tipo de automotor que manejen.
Por ello, es importante considerar ciertas condiciones que impone la lluvia al momento de conducir, para evitar posibles siniestros o dificultades en las vías, sobre todo durante los meses invernales. Uno de sus principales efectos es que, al estar mojadas las superficies por las que se transita, se disminuye la adherencia de los neumáticos a la calzada, dificultando la maniobrabilidad.
“Esto se debe a que el agua forma una película muy delgada, que evita el contacto pleno del caucho con el suelo, haciendo que las distancias requeridas para un frenado efectivo se incrementen sustancialmente”, explica Daniel Ramos, Director de Conformidad y Desarrollos de Automundial Ecuador, nuestro consultado de hoy.
A continuación, algunos aspectos importantes que deben conocerse sobre el funcionamiento de las llantas y qué medidas preventivas se deben observar para evitar accidentes:
- “Un punto fundamental que las personas deben comprender, es que la lluvia no ocasiona daños a los neumáticos”. Lo que en realidad sucede, es que puede afectar su funcionamiento (rendimiento), debido a las condiciones que provoca en el suelo y entre este y la banda de rodamiento de las llantas.
- El tipo de neumático tiene efectos en la adherencia con el suelo cuando éste se encuentra mojado. En general, todos los dibujos o labrados de los neumáticos están diseñados con elementos que ayudan a la evacuación del agua y a conservar la maniobrabilidad, aún bajo la lluvia; sin embargo, es importante que los neumáticos no se encuentren muy desgastados y que tengan las condiciones óptimas de presión de inflado.
- “Algunas características del terreno pueden disminuir aún más la adherencia con el suelo cuando éste se encuentra mojado”. Entre esos, la inclinación del suelo, pues cuando se circula cuesta abajo, se tiene mayor riesgo de resbalar; así como la presencia de irregularidades, textura y estado del pavimento, que provocan acumulaciones de agua o charcos.
Ante todo, la responsabilidad al volante es esencial, sin importar la época del año o las condiciones climáticas. Pero en temporada de lluvias, su importancia es incluso mayor. Por ello, las siguientes recomendaciones:
Debido al efecto de adherencia reducida explicado anteriormente, en condiciones de lluvia o calzada mojada es necesario reducir la velocidad de circulación. A su vez, los conductores deben procurar mantener una distancia prudente entre vehículos y frenar con suavidad, bajando poco a poco la velocidad hasta detener el vehículo de forma gradual. “La disminución en maniobrabilidad puede ocasionar que, ante frenadas bruscas, se pierda el control del automotor”.
Periódicamente, es importante que los conductores realicen un chequeo integral de sus vehículos, y uno de los puntos vitales a revisar es el estado de los neumáticos.
“Una de las herramientas que los mecánicos usarán para verificar el estado del labrado de las llantas es el profundímetro, que determinará si su profundidad es la adecuada” (hasta la mínima aceptada). En Ecuador, la Ley de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial, establece que el mínimo de profundidad que deben tener las llantas de un vehículo es de 1,6 milímetros.
“El mantener los neumáticos en óptimas condiciones de presión y dentro de los límites permitidos de profundidad en el labrado, son importantes medidas de prevención a seguir, sobre todo en época de lluvia, ya que le brindarán al vehículo mayor estabilidad y adherencia”, asegura Ramos.