Maradona tenía debilidad por los autos y los deportes a motor
El siete veces campeón del mundo de la F1, Michael Schumacher y Diego Armando Maradona (+).
La partida de Diego Armando Maradona debido a un paro cardiorrespiratorio, a sus 60 años, conmocionó al mundo entero, en especial a los fanáticos del fútbol. Su gran destreza con el balón, más allá de su vida privada, le permitió entrar en el corazón del público; sin embargo, el fútbol no era su única pasión. El 10 nunca ocultó su devoción por los autos, sentía especial debilidad por los deportivos y por el mundo del motorsport, por lo que fue invitado a varias pruebas de Fórmula 1, de rally, del WRC, donde fue alguna vez acompañante de Gabriel Raies y de Sebastien Loeb; e incluso de MotoGP, donde entabló amistad con Valentino Rossi a finales de su época dorada.
El múltiple campeón de MotoGP, Valentino Rossi y Diego Maradona
Uno de sus primeros acercamientos con los autos de lujo fue durante su gira a Estados Unidos en 1979, cuando junto a Jorge Cyterszpiler, su representante, y el periodista Julio Ferrer sacaron un Camaro de la concesionaria para probarlo y Maradona lo condujo a alta velocidad, causando que el vendedor les gritara.
Maradona y otro múltiple campeón mundial, en WRC, Sebastien Loeb
Cuando tenía 19 años registró su primer auto, un Porsche 924 negro usado, con un propulsor de 2.0 litros y cuatro cilindros, con una potencia de 125 CV. El astro vendió el auto poco antes de ser fichado por el Fútbol Club Barcelona. En la actualidad, el ejemplar es propiedad de Martín Varrone, quien lo adquirió hace tiempo y lo restauró.
El primer auto (usado) de Diego Armando Maradona, un Porsche 924
En 1982, Diego compró un Fiat 128 CLS, cero kilómetros. Antes de venderlo en 1984, era el vehículo con el que salía a pasear por el barrio con su novia de aquellos tiempos, Claudia Villafañe.
El primer auto nuevo de Maradona, un Fiat 128 CLS
Si bien el “Barrilete Cósmico” forjó sus años dorados en Europa, conservaba dos autos en Argentina que utilizaba cuando visitaba su país natal. El primero era el Mercedes 500 SLC de color rojo, con el cual guardaba un fuerte valor sentimental ya que fue un regalo de algunos hinchas del equipo Boca Juniors; y un Ford Sierra XR4 negro, que era conducido por su padre.
Ford Sierra XR4 negro, de Diego Armando y que conducía su padre, en Argentina
Una vez en Italia, cuando “el Diez” jugaba para el Nápoli y empezó a hacer historia con el equipo, hizo un pedido especial a su representante, Guillermo Cóppola; adquirir un Ferrari Testarossa de color negro. La petición llegó a oídos de Corrado Ferlaino, presidente de Nápoli en aquella época, quien asumió el costo del capricho de Diego y se lo regaló.
Ferrari Testarossa negro, de Diego Armando
La firma italiana, cuya marca distintiva era el color rojo vibrante de sus modelos, accedió a entregar el deportivo pintado con el color Glasurit Nero Met 901/C. La misma excepción se había hecho antes para Sylvester Stallone.
Diego padre, con los Ferrari, F40 y Testarossa, de su hijo
Para 1989, el futbolista obtuvo un Ferrari F40. Maradona también quería este modelo en color negro, pero en este caso no fue posible porque todos los F40 que salieron de Manarello eran rojos. Cuando se lo entregaron, no paraba de preguntar por el estéreo por lo que Cóppola le explicó que se trataba de un auto de carreras y no venía equipado de esa forma. Ambos Ferrari fueron puestos a la venta al volver a Argentina debido a los elevados costos de repatriación impuestos por el Estado.
Al regresar a su país natal para volver a portar la camiseta de Boca Juniors en la década de los 90, Maradona compró un Renault Fuego GTA blanco de 123 CV y una velocidad máxima de 198 km/h. Posteriormente tuvo dos Ferrari F355 Spider de motor V8 de 3,5 litros y 380 CV; y, aunque parezca extraño también un camión Scania 113H 360 azul.
El Scania 360 que usaba el 10 para evadir el asedio de sus fans
Luego de haberse retirado condujo autos como el Mini Cooper S, el Rolls Royce Ghost, el BMW i8, un Chevrolet Camaro RS, un BMW M4 e incluso un tanque anfibio que le obsequiaron en Bielorrusia. Sin duda, la vida del ídolo argentino estuvo marcada por el fútbol, los autos y ciertos excesos fuera de la cancha. Paz en su tumba.
Maradona en el tanque anfibio, en Belarrús
AUTO Magazine / Nicole Padilla